miércoles, 15 de octubre de 2008

Con dos valijas en Grecia

Patras


El: Me voy a olvidar de todo.
Ella: ¡Te vamos a llamar!

Sms desde Ezeiza: Estamos por volar con los mejores recuerdos tuyos. Y jamás olvidaré.
.........................

Ring! Ring!
Kali spera / Kali nijta
(buenas tardes / buenas noches)
A diferencia de seis horas.
Miles de kilómetros.
Invierno y verano.
El día y la noche.
Un océano de por medio.
Pero, el mismo sol en ambos sitios.
Pola filia!
(muchos besos)
Hace tiempo leí

cuando alguien te llama
es porque alguien te recuerda.


25/08/2008

Miradas "1"


“Una red de mirada
mantiene unido al mundo
no lo deja caerse”.

Roberto Juarroz


La Tierra gira sin descanso
en celestes amaneceres de rocío
las almas se desperezan al abrigo
del sol o de la lluvia de los días
estirando los ojos por las ventanas
calzándose la realidad de cada casa
mientras se olvidan los sueños en las sábanas.
La calle espera como una dama deshabitada
los pies ajenos que deambulan
entre el frío cemento en las ciudades
autómatas prisioneros del tiempo
-hueco devorador de muchedumbres-
que en ríos despoblados de emociones
van borrando su huella en las aceras.
En una esquina cualquiera
atestada de pasajeros cotidianos
choca el eje de los cuerpos
de polos opuestos que se encuentran
(una caída en medio de la jungla
un detenerse en medio del abismo)
y la mirada de dos pares de ojos
que cruzan su angustia en el asfalto
hace que el cielo descienda
a hacer su recorrido de rutina
para que ningún espíritu
se fugue entre la niebla.

20/01/05

Dolor Nocturno

“explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome”

Alejandra Pizarnik


La cima de la noche se obstina
en sumergirse en una cerrada marea
y en el corazón deshilachado
lo alto de la tierra oprimida
hunde sus cálidas memorias
en este hercúleo sentimiento circular
donde tu nombre está grabado.

Dolor nocturno. Dolor de cada instante.
Es observar como se aleja un barco
desde la helada costa en la retina
mientras se clavan en las vísceras
los puñales de tu ausencia
y continuar de pie deshabitada.

Mantenerse inerte, despojada
hasta naufragar en el sollozo
para ahogarse en el silencio cotidiano
padeciendo la distancia en madrugada
y la asfixia por tanta impotencia acumulada
devorándose las entrañas.

Ni la piel se salva
de este suplicio animal
de vaciar el cuenco de la noche
al amanecer cruel.

29-07-2004



Versión traducida al català del original en español "Dolor Nocturno".
Traducción realizada desde Barcelona, España el 17-01-2005.

DOLOR NOCTURN

“explicar amb paraules d’ aquest mon
que partí de mi un vaixell portant-me”

Alejandra Pizarnik


La cimal de la nit s’obstina
en submergir-se en una tancada marea
i en el cor esfilagarsat
l’alt de la terra oprimida
enfonsa ses càlides memòries
en aquest herculi sentiment circular
on el teu nom esta gravat.

Dolor nocturn. Dolor de cada instant.
Es observar com s'allunya un vaixell
des de la gelada costa en la retina
mentre es claven en las vísceres
els punyals de la teva absència
i continuar de peu deshabitada.

Mantindre inerta, desposseïda
fins naufragar en el plor
per a ofegar-se en el silenci quotidià
patint la distancia en la matinada
i la asfixia por tanta impotència acumulada
devorant-se las entranyes.

Ni la pell es salva
de aquest suplici animal
de buidar el bol de la nit
al clarejar cruel.

La tediosa lluvia del otro lado de los cristales



Llueve, llueve y llueve...

Hace más de veinticuatro horas que llueve sin prisa y sin pausa y todo indica que piensa continuar.
El llanto del cielo parece que ha decidido suicidarse estrellándose contra la tierra.
Los estremecedores relámpagos le cantan el himno de despedida, en su hora final, a cada una de las gruesas gotas que perece.
Hace pensar y penar. Y nosotros, aquí abajo presos de la melancolía e impotentes, sin saber quehacer para salvar a la lluvia de su caída letal.
Al otro lado de los cristales, el verano está tiritando de frío y se ha vuelto gris. Detrás de los cristales, la sequedad del vacío es, aún, más infame.
Si se mira abajo, la calle se ve regada por arroyuelos de muerte.
En el viento sólo aúllan los lobos.

La Voz del Silencio



Poblando los minutos,
palabras y más palabras:
mil palabras juntas,
torpes, mudas, vanas.
Palabras mías,
palabras de otros;
todas ellas
llenando huecos,
diciendo nada.

Poblando el aire,
un único sonido:
profundo,
cálido,
pleno,
vivo.
Se estremecía sincero
hablando a gritos.
Sonido que yo veía
por todas partes.
Sonido que palpitaba
hasta en el respirar de las cosas.

Era la dulce voz del silencio:
la única importante
que yo escuchaba,
la que me hablaba.

13/10/1998

El Loco "3"



Saga de "La Locura"


El loco camina casi sin parar.
Vaga a la deriva...
¿Hacia adonde va?

Habla y gesticula
con seres inventados.
Seres de un mundo
que habitan
dentro de su ser.
Seres que sólo él ve.

A nadie le pide permiso.

Es dueño de sus actos.

Es el loco aquel...

23-01-2001

El Loco "2"



Saga de "La Locura"


El loco está triste.

Ciego a los fuegos de artificio,
camina por calles desiertas
sin lunas ni soles,
sin sonrisas ni abrigos,
sin reflejos que le cobijen la fantasía,
sin miradas que iluminen
sus ojos desarbolados en el espejo.

El dueño de los pasos perdidos
se esfuma como una sombra
en la noche profunda
de su propio pozo interior.
No habla, no escucha, no ríe,
sus pupilas no brillan,
está tieso.

El loco está triste.
Lo encerraron.
Le quitaron la imaginación.

Ya no sueña.

11-11-2000

El Loco "1"


Saga de "La Locura"


El loco no tiene miedo.

El ido, el extraviado
vuela en su fantasía
por campos imaginarios,
allá lejos, en la bruma,
en el sol toca la luna,
se zambulle en las estrellas,
atraviesa el horizonte.
Camina sin caminos,
construye la noche,
desanda los días
y no se esconde.
Del presente no se entera,
del pasado no se acuerda,
al futuro se lo inventa,
de fantasmas se ilumina.
Su obsesión sirve de meta
en las mansiones del ensueño
huyendo del encierro.

Pero, el loco no tiene miedo:
allá, en lo más alto,
su fantasía lo alimenta.

08-11-2000

lunes, 6 de octubre de 2008

En la cripta con Lovecraft de madrugada

"No era el fruto de los mundos ni de los soles que pueden
verse relucir en los telescopios y placas sensibles de nuestros observatorios."

H.P. Lovecraft


A la memoria de Nélida D.


Había terminado de leerle "El terrible anciano" de Lovecraft. Le gusta que le lea mientras permanecemos sentados, frente a frente, tejiendo la noche.

Teníamos la piel y las miradas congeladas de terror. Se nos quebraba la respiración. Entonces, hicimos un paréntesis para servirnos otro vaso de cerveza.

Mientras bebíamos en la penumbra, el silencio se había convertido en el rey de la madrugada.

Cuando Lovecraft surtió efecto en el alcohol, comenzó a hablarme muy quedo, muy lento. Me contaba anécdotas de su niñez, allá lejos y hace tiempo, cuando se escapaba de la escuela, de algunas horas de clase.



-- ¿Sabes adónde iba?, me preguntó.
-- Al cementerio - casi susurré con la voz entrecortada, pero con absoluta seguridad- Me lo habías dicho ya antes.
--Es cierto. Ya no lo recordaba... Ir al cementerio me encantaba...
-- ¿Y qué hacías allí?, pregunté algo estúpidamente.
-- Paseaba. Me gustaba mucho caminar por entre las tumbas. Había una quietud indescriptible, un silencio... (Hizo una pausa). Muchos dicen: "Yo ni en la paz del sepulcro, creo." Yo creía... Me encantaba el silencio. Caminaba en puntillas de pies, no quería ni respirar por eso.

Mis ojos observaban desorbitados, mis oídos hubieran preferido no tener tan buena audición en aquel instante. La contemplación global de la escena me resultaba pavorosa. Estaba con mis brazos fuertemente pegada al respaldo de la silla. Pero, el relato continuaba:

-- Ahora hace bastante que no voy. Después que ella murió espacié un poco las visitas. Pero, la recuerdo siempre, ¡siempre! Parece que eso no es bueno, pensar tanto en los muertos. Dicen que las almas necesitan despegar, lograr la paz que necesitan y que a los tres años ya es hora de dejarlas partir definitivamente. Y ya hace tres años que ella murió...
La última vez que fui a visitarla, hacía tanto que no iba que no recordaba demasiado bien donde estaba, pero me detuve a pocos pasos de la entrada, eché una mirada y enseguida me di cuenta cual era el camino. Dije: "es allá". Tenía puestas flores artificiales. ¡Ella las odiaba! Decía que eran eso, flores artificiales, flores muertas. A ella le gustaban las fresias. Por eso, yo le pongo rosas y fresias. Le llevo cigarrillos y caramelos "media hora".

Sus verdes ojos estaban muy lejos de su rostro, muy lejos de aquella habitación. Para cortar la mirada perdida y traerla nuevamente a su lugar de origen, le serví el resto de cerveza que quedaba en la botella.
-- Gracias, dijo.- Y sentí que mi propósito dio resultado.
-- ¿Te leo otro cuento?
-- Sí, me encanta que me leas.-- dijo ya con una sonrisa en los labios.

Su semblante era otro. Pero, una nostalgia infinita continuaba aún grabada a fuego en su rostro. Tomó mi mano izquierda y la cubrió de besos. Después, la cerró con la suya.

--Guardalos -dijo con una voz apenas perceptible que me conmovió muy íntimamente.-- Son besos locos. Se escapan. No conocen de prisión.
Nada dije. A veces, las palabras no alcanzan. Siempre pensé que el idioma carece de palabras suficientes para describir todas las sensaciones que un ser humano es capaz de percibir.
-- Bueno, te voy a leer entonces... a ver... déjame ver... a ver... sí, éste: "Aire frío".

Y nos introdujimos completamente en aquel cuento donde un hombre había muerto hacía dieciocho años y se mantenía vivo por congelación. Su mente cambió el rumbo de los pensamientos conducida por la mano de Lovecraft.

Al terminar de leer el cuento estábamos, otra vez, mirándonos frente a frente.

Me besó y escuché ruidos de pájaros extraños afuera. Me separé suavemente de su cuerpo y le pregunté, apenas con los sonidos que me quedaban claros todavía:

--¿Escuchas los pájaros? – le pregunté.
-- Son las cuatro de la madrugada. A esta hora no hay pájaros...

El pánico se apoderó de mí.

-- Por favor... ¿podríamos cerrar todas las ventanas antes de ir a dormir?
-- Sí, querida - dijo. Y agregó:
-- Somos mudos testigos de nuestros actos. No podemos hablar de nosotros mismos. Sólo estas cuatro paredes nos protegen de las miradas indiscretas.

Se dirigió a cerrar las ventanas de la enorme casa. Yo tenía la piel y la mirada congelada de terror y Lovecraft ya estaba dormido sobre la mesa.


14/11/2000


"No, no es fácil escribir. Es duro como partir rocas.
Pero saltan chispas y astillas como aceros pulidos."
Clarice Lispector

Escribiendo el silencio




Todo está en penumbras esta madrugada. Sólo percibo el silbido de los autos en el asfalto, los rostros ocultándose en portales tras la lluvia... Mis manos escriben la noche, moldeándola en el silencio.